Fichajes, fútbol y rock & roll

Cristian Buades

Amigos, se acaba la temporada y con ella la emoción, el sufrimiento y la inquietud en el mundo del fútbol. ¿O no?

En efecto, acaba la temporada de clubes pero empieza otra temporada, la de los fichajes. Ahora es el momento del mercado (no, no hablo del de los tomates y las lechugas) sino del mercado futbolístico. En una época en la que el dinero es lo más importante, el fútbol se sumerge en el juego de los intercambios de cromos y se produce una extraña rivalidad por ver qué equipo consigue la bomba del verano.

Candidatos a ello no faltan (Cristiano Ronaldo, Kaká y hasta Ronaldinho si se produce su salida del Barcelona). A esto, yo pienso que fichar es como ir al concierto de tu grupo de música favorito: “pagas lo que haga falta por ir pero al final no tocan tu canción favorita”.
Algo parecido ocurre en el fútbol con los llamados “bluffs” o fichajes fracaso. Jugadores ilusionantes que vienen con la vitola de estrella pero acaban como unos estrellados y apestados por todo el mundo. Gente como Anelka, Christanval, Denilson, Jordi Cruyff o el “kuku” Musampa son el hazmerreír del fútbol y su paso por nuestra liga no dejó de ser una mera anécdota.

Por no hablar de los precios que se llegan a pagar por algunos jugadores y su posterior rendimiento. Creo que con el siguiente ejemplo sabréis de lo que os hablo:
En la temporada 1973-74, el futbol español vivió dos momentos clave: por un lado, se levantó la prohibición de fichajes extranjeros impuesta por la RFEF y por el otro, el Barcelona se reforzó con el “tulipán” Johann Cruyff por unos 120 millones de pesetas (unos 720 000 euros). Nueve temporadas después (1982-83), volvería a ser el Barcelona el que sacudiera los cimientos futbolísticos fichando a un tal Diego Armando Maradona por unos más que respetables en la época 1200 millones de Pts. (unos 7 200 000 euros).

¿Y porqué todo esto?. Por lo siguiente: Temporada 2001-02 – es la posterior a la marcha de Figo al Real Madrid-, mientras que el madrid lleva a cabo el fichaje más caro de la historia del fútbol (Zidane, 76 millones €), el Barcelona se gasta nada más y nada menos que 21,3 millones de € por Geovanni Deiberson Mauricio, un delantero procedente del Cruzeiro, internacional brasileño y del que decían era el sucesor de Rivaldo (Igualito vamos).

Ni Cruyff y Maradona juntos llegan a la mitad de lo que se pagó por este jugador del que muchos de vosotros ni sabíais quien era. Ya sé que era otra época y otros intereses pero, actualmente, el dinero gobierna en el mundo del deporte rey y todo parece tener un precio pues ya no importa la fidelidad a un club y a una afición con tal de ganar más dinero. Para ello véase el modelo Abramovich: un tío que proviene de la estepa siberiana sin ninguna idea de fútbol y que un día le da por comprar un equipo de fútbol venido a menos para, a base de talonario, llevarlo a la cúspide del futbol mundial. Vale, ha ganado títulos y ha consagrado a buenos jugadores pero este no es el modelo a seguir. Un modelo cuya base es fichar a cualquier precio no ha de ser el predominante en el fútbol actual. Sino véase el Alavés de Piterman. He dicho.